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Cuando ayer leí el trabajo de mi colega Raúl Martes !Tanto en la tierra como en el cielo! No pude sustraerme a un sentimiento grato que guardo siempre. Me remonté a la década del 80 cuando este redactor hacía funciones de dirigente del Sindicato de trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte en esta Villa Azúl, Puerto Padre. Como parte de mi trabajo atendía a la Estación Metereológica ubicada en La Morena, dirigida en aquella etapa por una persona excepcional, un hombre capáz, entregado por entero a su labor como dirigente del colectivo que allí laboraba y además como observador por excelencia, carismático, ejemplo, revolucionario y sobre todas las cosas un hombre, pudo tener defectos pero eran más las virtudes que opacaban los anteriores. Hoy, no se encuentra entre ese colectivo, pues hace algunos años una penosa enfermedad no los llevó de las manos. A la memoria de José Ramón Abrahan le dedico este trabajo.
Tanto en la Tierra como en el cielo
Por: Raúl Martes González.
Hoy es un lunes normal para muchos trabajadores estatales y privados, otros lo evalúan de especial, como en la estación José Ramón Abraham, porque conmemoran el Día Mundial de la Meteorología con resultados importantes en su observación atmosférica.
Durante 2008, el colectivo volvió a incluirse entre diez centros cubanos más destacados, por determinar con eficiencia dirección y fuerza del viento, temperatura, humedad relativa, además de precipitaciones, nubosidad e incidencia climática en los suelos.
Esta labor trasciende a mayores complejidades en tiempos de huracanes, pues se intensifica el trabajo de observación para corresponder a orientaciones de la Defensa Civil, sobre fases ciclónicas o directas que emite el Instituto de Meteorología con el objetivo de mantener elevada vigilancia.
Hay en el quehacer de los meteorólogos importantes beneficios: su informaciónpermite proteger la vida humana en situaciones excepciones y a la vez, adecuar planes de producción y servicios, entre ellos siembras, cosechas, extracción de sal, operaciones portuarias y evacuación estudiantil de centros internos.
La primera estación fue creada por el licenciado Francisco Ramón del Pueyo, en el edificio de la Asociación de Colonos durante 1930, según aparece en el libro Cronología de Puerto Padre, del Historiador de la Ciudad Ernesto Carralero Bosch.
José Ramón Abraham Hechavarría siguió la tradición de del Pueyo desde el 28 de mayo de 1965, cuando recogió las primeras informaciones acerca del tiempo, auxiliado por rústicos instrumentos de medición que instaló en los altos de la secundaria básica Salvador Cisneros Betancourt.
Nombres como los de Rosario, Miguel, José y Nelson, son inseparables, también, de la costumbre de medir y evaluar el tiempo.
En el barrio de La Morena están hoy de fiesta los meteorólogos puertopadrenses, en el mismo lugar donde acostumbran dar información útil para la Región del Norte, Centroamérica y el Caribe sobre los fenómenos que ocurren tanto en la Tierra como en el cielo.
