Por: Carlos Velázquez Hernández.
Los sucesos ocurridos en Honduras el pasado domingo 28 de junio encontraron la repulsa unánime de la opinión pública internacional y los más de seis mil millones de habitantes del planeta.
Naciones Unidas, la Unión Europea, el ALBA, el Grupo de Río, los No Alineados y hasta la mismísima Casa Blanca y su Ministerio de Colonias, la OEA, en la persona del Presidente Obamas condenaron de forma contundente la asonada de la Cúpula Castrense, brazo armado de la Oligarquía de Honduras.
Sin embargo de lo dicho a lo hecho va un gran trecho, todo lo planteado por el gobierno de Estados Unidos ha quedado solo en palabras. Es el único país que no ha retirado su Embajador de la nación donde el crimen y la masacre de ciudadanos tiene un nombre: Golpe de Estado., continúa prestando ayuda militar a las Fuerzas Armadas hondureñas y por si fuera poco están planteando que es un crimen bloquear a ese pueblo, por las limitaciones económicas y financieras existentes.
El cinismo tiene un límite y cómo no señalan que el bloqueo impuesto al pueblo de Cuba por 50 años es un horrendo crimen, cómo es posible que haya un Presidente en un país que da en llamarse paladín de los derechos humanos con semejante cinismo o es que Obamas está poniendo en practica el viejo refrán de: Haz lo que yo digo y no lo que hago.
Lo cierto es que millones de personas en el planeta exigen por el retorno del Presidente Manuel Zelaya a su silla presidencial como único y legítimo mandatario.
