Sería el mismo enero y Año de la Liberación, cuando el Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán constituiría la Policía Nacional Revolucionaria. Era preciso un ejército de hombres dignos y dispuestos a enfrentar el contrabando y tráfico de divisa en aquel tiempo, porque con el devenir de los años, otras misiones les serían encomendadas.
Desde Santiago de Cuba, nuestro invicto Fidel Castro recomendaba para Jefe Nacional de la Policía al Comandante Efigenio Ameijeiras, expedicionario del Granma.
En el camino de estos 50 años los combatientes de la Policía Nacional Revolucionaria han enfrentado a quienes violan el Orden Interior y la tranquilidad ciudadana; con su rápida acción han impedido salidas ilegales del país, secuestros de embarcaciones y el robo a los bienes del pueblo.
Ellos como verdaderos guardianes desafían el peligro y con el honor de siempre hacen crecer la admiración del pueblo a su imprescindible labor. En la constancia de este medio siglo también nuestros policías siembran heroísmo: muchos oficiales y auxiliares han abonado el suelo patrio con su sangre derramada en el cumplimiento del deber.
Por eso hoy como gente de pueblo agradecida venero la actitud de quienes integran la Policía Nacional Revolucionaria, tropa valiente que desanda los caminos de la patria en perenne insomnio para resguardarla y protegerla de los enemigos que desde adentro o de afuera atentan contra ella.
