Por: Rosa María Ramírez Reyes .
Todavía se siente el paso silencioso de cubanas y cubanos ante los restos de sus hermanos caídos en las luchas por la defensa de Angola, Etiopía y otros países, aquel 7 de diciembre de 1989 que de manera simultánea en todo el país se bautizaba como la Operación Tributo.
Cerca de madres, padres, hijos, hermanos… amigos estaba el pueblo que les había visto nacer, crecer y luego partir; permanece intacto el homenaje sincero que en cada lugar se organizó.
En Puerto Padre, en el salón del Comité Municipal del Partido Comunista de Cuba, ese día estudiantes de secundaria básica y preuniversitario junto a trabajadores hacían guardia de honor al lado de los pequeños ataúd cubiertos por la bandera cubana.
Delio Garcés Reyes, Rafael Lío Perdomo, Aniel García López, Norge Batista Cudina, David Raúl Puig Méndez, Edilberto Fonseca Rodríguez, Daniel Ortiz Hernández y Armando Olamendi Gómez se habían sembrado en el corazón de los puertopadrenses que le rendían tributo.
Desde entonces se repiten los acordes de marchas revolucionarias que acompañan las masas hasta los panteones de caídos por la defensa existentes en el país.
Puerto Padre, 7 de diciembre de 2010, una solemne marcha sale desde el busto del Lugarteniente General Antonio Maceo atraviesa la avenida de la Libertad se incorpora a la calle 24 de febrero y de ahí sigue hasta el cementerio municipal, allí donde reposan los restos de los puertopadrenses caídos por la defensa descargas de salvas simbolizan el homenaje eterno.
La mañana se carga de historia y entre las lágrimas que aún brotan de los familiares de los caídos distingue el patriotismo de los congregados, quienes reafirman la continuidad del camino sembrado hace cincuenta y un años.
21 años después seguimos viendo en la operación tributo una página histórica de perenne recordación.