Por: Raúl Martes González.
Galería de imágenes sobre el Desfile Martiano
Los niños de Puerto Padre, encanto de seres, mejores que todos en el pueblo vuelven hoy con impuesto de amor. Organizan desfiles y actos alegóricos en todas partes: en calles y avenidas, al lado de la yagruma o debajo del palmar. Es día de recordación de José Martí Pérez en el aniversario 158 de su natalicio.
La concentración y el caminar fueron ceremoniosos. Más de cinco mil pioneros, detrás familiares, maestros, guías y otras personas incorporadas a la participación fueron a cantar versos del Maestro, como
“Tiene el leopardo un abrigo / En su monte seco y pardo: / Yo tengo más que el leopardo, / Porque tengo un buen amigo.
En la calle Paula, de La Habana, tuvo cuna humilde el niño, hijo de madre y padre españoles, el 28 de enero de 1853. En el inicio de su formación, un hombre, también, ganó el calificativo de padre como le llamó el propio José Julián: Rafael María de Mendive.
A muy corta edad, despertaron en él hermosos sueños: aprender de todo cuanto fuera útil para alimentar hogueras; y obtener de ellas, fuegos ineludibles. Imagina que es posible servir a la causa de su pueblo en guerra desde el 10 de octubre de 1868.
Martí es un ser venerado en muchas partes por su alma grande y fundadora; y de Cuba guía mayor, como si hubiera existido siempre. No hay otro cubano que haya reservado tantos saberes. Punteó con elegancia el comportamiento indecoroso y no hubo cosa superior en él que luchar por independizar la Patria de España.
En el cultivo por sí propio, ensanchó el predicamento de sinceridad constante, que es armadura insuperable para la certidumbre. En carta a Gonzalo de Quesada desde Nueva York el 29 de octubre de 1889, confiesa:
“el alma anda hoy muy triste, y acaso la causa mayor sea, más que el cielo oscuro o la falta de salud, el pesar de ver cómo por el interés acceden los hombres a falsear la verdad, y a comprometer, so capa de defenderlos, los problemas más sagrados”.
No solo abrió en lucha a muerte dedicación por la independencia de Cuba o la siembra honrada de la verdad; igualmente, hay guarda principal del deber en Martí: “Quien es, es, y ha de cumplir con todas las obligaciones de lo que es”.
Ha pasado el tiempo; siempre pasa el tiempo, días que son claros, a veces sin luz; otras veces muy complejo para el esfuerzo de los pueblos, pero en su transcurso es útil del compromiso el fruto de la unidad en la acción del hombre. Los cubanos poseen su herencia. Significa obra del Maestro con reflejo óptimo en la Revolución, porque enraíza fuerza corpulenta para defenderla del embate. Figura como capacidad de hacerlo y el día que se pierda, morirá la Revolución. Habrá que buscar de nuevo la unidad, aunque es mejor nunca perderla como educó José Martí. Por su fructífera vida a él rendimos hoy homenaje en vuelo mayor del corazón.
Audios sobre José Martí: