Mariana Grajales Coello, nació en Santiago de Cuba el 12 de junio de 1815. Hija de padres dominicanos, de raza mulata. Nació hermosa, tanto que hizo el milagro, con su belleza sin par, de poner el distintivo inigualable de la mujer cubana.
Cuando contrae matrimonio con Marcos Maceo, un emigrante venezolano, ya lo había hecho antes con Fructuoso Regüeiferos y de esta unión nacen 4 hijos: Felipe, Fermín, Manuel y Justo. Su esposo muere en 1840.
El matrimonio se va a vivir a una finca que tenía Marcos en Majaguabo, San Luís, donde comienza a crecer la familia, y nacen: Antonio, José, Rafael, Miguel, Julio, Tomás, Marcos, Dominga y Baldomera,. María Dolores, muere a los quince días de nacida. Al concluir la guerra en 1868 parte hacia Jamaica y aún desde lejos continúa colaborando con la causa, junto a sus hijas y nueras, en la creación de clubes patrióticos.
La historia de Cuba le debe a Mariana algunos de sus más valiosos héroes como Antonio y José Maceo, a los que ella supo educar justamente y convertir en hombres generosos y valientes capaces de dar su vida por la libertad de la patria.
En la guerra de los Diez Años, ve morir a Justo, Julio, Miguel, Fermín, todos hijos queridos, a su esposo Marcos, cuida de heridas de muerte a Antonio y a José; a partir de 1878 en el exilio sufre nuevas penas ante la muerte de otros hijos, Rafael y María Baldomera.
Con la familia dispersa y ante la prisión de José, a quien deja de ver en 1878 y no ve de nuevo hasta 1884, en el exilio y con inmensa fe en la libertad de Cuba, se convierte en un símbolo recurrente para los que luchaban por liberar a la Patria.
A la edad de 78 años muere en el exilio el 28 de noviembre de 1893 mientras sus hijos preparaban el inicio de la Guerra Necesaria donde escribirían otras gloriosas páginas de la Historia de Cuba.
Su hijo Antonio Maceo en carta a José Martí diría: Ella, la madre que acabo de perder me honra con su memoria de virtuosa matrona, y confirma y aumenta mi deber de combatir por el ideal que era el altar de su consagración divina en este mundo” y más adelante le dice: la conoció usted de cerca, cuando apenas podía oírsele hablar de las cosas de Cuba libre, como ella decía, de la Revolución, con la ternura de su alma y el encanto maternal que produce lo que se amasó con tanta sangre generosa y nos obliga al cumplimiento de nuestros deberes políticos"
En un artículo escrito por Enrique Loynaz del Castillo y que se titula La Mujer Cubana, se refiere a Mariana Grajales de la siguiente forma “Sólo Mariana Grajales, de quien gloriosamente puede decirse como de Cornelio, la madre de los Gracos; que ella fue la madre de los Maceo, solo aquella heroína se presenta con carácter distinto y majestuoso en la grandiosa epopeya. Porque ella aprendió de Esparta a decir a sus hijos: Ya está curada la herida, vuelve a las filas a cumplir con tu deber. Y al más niño, que le quedaba en la casa, mientras sus hermanos morían con heroísmo: Y tú empínate que ya es tiempo de que pelees por tu patria. Esa fue Mariana Grajales, la venerada madre de los Maceo.