Entre menores, escuela y no esclavitud

Martes, 16 de Agosto de 2011 00:00 Por: Raúl Martes González

Lo que observo es cosa cotidiana: Veo pasar a niñas y niños entrar a las aulas de educación gratuita o museos de historia, de ciencias naturales, o parques de recreación, hacia donde han de ir a su edad, entre 5 y 17 años, para su adelanto como seres de una familia que será superior a la de hoy, en Puerto Padre.

Niños cubanos. Clic sobre la imagen para ampliar

Yo creo que es una realidad pocas veces repetida en otros patrimonios nacionales. Es gente que viene creciendo en la realidad de mi entorno. Un hábitat que no es encanto, sino alto despliegue de sacrificio, en señal de tantas necesidades que satisfacer; aunque hay mucha más honradez. Ojalá fuera así en muchas partes, y quizá mejor en otras, por entendimiento de la lógica y la razón.

Por lo menos, así se vive y lucha en busca de felicidades humanas, que solo existe si usted la edifica con manos propias, las mismas manos que utilizamos en ser perseverantemente libres.

El resto está como dormido, mirémoslo con tristeza. Lo es más visible allí donde 218 millones de menores, entre 5 y 17 años de edad, laboran a menudo en condiciones de esclavitud y en tareas peligrosas, según la OIT. Diversos medios de comunicación publicaron la noticia.

Mientras, millones de niños son desnutridos y, a su vez, no tienen acceso a medicamentos, agua potable y viven sin techo o en viviendas precarias.

Sin embargo, los esclavistas no se han avergonzado del denigrante comercio hecho sobre la base de la inocencia infantil.

Niños en muchas partes del mundo son esclavizados inhumanamente. (Clic sobre la imagen para ampliar)

Para despertar y ver lo que existe en los países, objetivamente, no es necesaria la denuncia exterior, solo con la comprensión de los gobiernos en su vinculación con las masas, basta. Ellas, mejor que nadie, transportan en sus hombros las duras realidades de una nación.

Pero, por poca fortuna no todos los gobernantes están interesados. Por eso, más que políticos hacen falta hombres de bien en cada lugar, y que Organizaciones de Naciones Unidas de atención internacional a la infancia pasen de la denuncia simple a la condena profunda.

Si usted inutiliza a los menores de esa forma cruel, con esclavitud, riesgos y desnutrición, pone en peligro su vida, el desarrollo físico y mental, que es restar o eliminar cualidades esenciales de mujeres y hombres de la nueva sociedad universal.

Mucho antes que las guerras y el cambio climático, surgió la desprotección de los menores, que inicia con la falta de atención a sus necesidades vitales. ¿Acaso no es este el verdadero comienzo del fin de la especie humana? Proteger a tiempo es conservar.

Me gustaría leer algún día que mi entorno es millones de veces repetido, en todo el mundo, a escala superior y de acontecimiento constante.