Cuando sólo faltan apenas dos semanas para que la zafra azucarera concluya en el Central Antonio Guiteras de Puerto Padre, no puede afirmarse que el desempeño de la misma está a la altura de lo planificado por los expertos de ese sector.
El pasado sábado, el mayor productor de crudo del país, alcanzó las 50 mil toneladas, con un atraso sustantivo en el cronograma y deberá, ahora, reprogramarse para continuar moliendo en mayo, un mes muy proclive a las lluvias que afectan no sólo los caminos cañeros, sino el mismo rendimiento de la materia prima.
El colega Andrés Castellanos Bermúdez nos relacionó el laudable desempeño de las mujeres y los hombres de la agricultura; pero no pudo decir lo mismo de los industriales, quienes iniciaron con tardías llegadas de recursos materiales y deficientes ejercicios de arrancada.
Por otra parte no hay una explicación a lo relativo a los mantenimientos, tan necesarios y útiles, ejercidos cumpliendo estrictamente las exigencias tecnológicas, pero que han sido nefastos a la hora del reinicio de las operaciones pues terminan por lo regular sacando a colofón nuevas averías.
Según las estadísticas, la norma potencial se ha comportado sólo al 69 por ciento, cuando la cantidad de caña molida supera las 540 mil toneladas, con un rendimiento de 10 puntos; sin embargo el aprovechamiento anda por el 87 por ciento.
No obstante, los industriales, con una nómina de más de mil trabajadoras y trabajadores, junto con los agricultores, quienes en suma son alrededor de 5 mil obreros, se enfrentarán a mayo con fuerza, utilizando estrategias que permitan continuar moliendo aún en condiciones climáticas adversas, para salvar lo más posible todo cuanto se pueda, una voluntad muy propia de las 32 unidades productoras que tributan al Gran Coloso Puertopadrense.
Tal vez los costos se disparen y eso es normal; pero los compromisos contraídos con esas producciones son cuestión de honor y ese es un asunto demasiado sensible para no tenerlo en cuenta cuando de producción de azúcar se trata.