Desde
Aguada Nueva se divisa un hermoso panorama. A un lado, la bahía de
Puerto Padre; de otro, la llanura donde resalta el coloso Antonio
Guiteras. No se ve desde la carretera de Jesús Menéndez , pero se
le presiente por algo indescifrable en el ambiente. Detrás del
hospital Guillermo Domínguez, en una de las mayores elevaciones de la
zona, la comunidad era de las consideradas "caracterizadas" por el
Poder Popular.
Pero en la madrugada del 9 de septiembre de 2008, la vista de Aguada
Nueva cambiaría radicalmente.
El Huracán Ike afectó a casi la mitad del fondo habitacional de la provincia, pero se ensañó especialmente con el norte del territorio. Tan solo en la Villa Azul, más de 24 mil hogares sufrieron daños.
No fueron pocos los que se desesperanzaron ante el panorama tan desolador que el meteoro dejó. Y no era para menos. Las pérdidas totales en el territorio ascendían a los 400 millones de pesos y cerca de 80 mil viviendas sufrieron derrumbes totales o parciales. Y por si fuera poco, el escenario internacional económicamente adverso que afrontaba el país, era un freno para que la ayuda llegara en las cantidades necesarias.
Sin embargo, la vocación humanista de nuestra Revolución impidió que a ninguna persona se dejara desamparada. Tres años, nueve meses y 18 días después, Aguada Nueva vería como un panorama, aún más bello que el anterior, se levantaría de entre los escombros.
LO QUE A CUBA LE SOBRA...
Agustín Guerrero Torrejón tiene 92 años e improvisa décimas. Vivía con su familia en la comunidad de La Pedrera, en Puerto Padre, cuando Ike redujo a escombros su hogar. Una facilidad temporal le permitió "resolver" en algo su problema, por lo que la emoción se le notaba en el rostro cuando recibió la llave de su nueva casa.
Y es que no solo el agua es lo nuevo en esta comunidad. Lo son también los 60 apartamentos que se inauguraron para los damnificados del huracán; 60 familias que ven finalmente colmados sus anhelos de contar, al fin, con una vivienda segura y confortable.
Trabajadores del MICONS edificaron este polo de viviendas según el sistema constructivo Sandino. Azul, como el mar que se perfila en el privilegiado horizonte, es el color de las casas. Esperan terminar otras 12 muy pronto y luego superar las 200.
Entre los nuevos inquilinos de la zona se encuentra el integrante de nuestro equipo de béisbol Jorge Johnson, pero aquí, en Aguada Nueva, todos se sienten protagonistas del drama que la naturaleza les hizo vivir pero, que al fin, va teniendo un feliz desenlace, al menos para estas familias, pues aún falta por resolverse cerca de la cuarta parte de las afectaciones.
En el vecino municipio de Jesús Menéndez también se inauguraron 40 viviendas en el polo José Manuel Rodríguez. El mismo se encuentra frente al cementerio de la ciudad, en la calle 14, como en una alegoría de que la vida y la muerte son una unidad indisoluble. Aquí, el verde de la esperanza es el color que predomina en los nuevos 40 hogares, los que dentro de pocos meses rondarán las dos centenas.
La gratitud hacia la Revolución es inevitable en estas circunstancias, por lo que Agustín Guerrero le improvisa una décima a nuestro Comandante en Jefe en presencia de Teresa Amarelles Boué, miembro del Comité Central y Primera Secretaria del Partido en la provincia.
El imperialismo sin razón /a Cuba quiere invadir, / si lo hace va a sufrir/ la más grave decepción. / Que no se haga el guapetón/ pensando en tal maniobra, / que después de su zozobra, / no es para que se asombre, / que a él le falta para ser hombre/ lo que a Fidel Castro le sobra.
Es por esa voluntad y perseverancia que los cubanos hacemos realidad la frase del escritor norteamericano Ernest Hemingway de que el hombre puede ser destruido pero no derrotado.
Tomado de Periódico 26
El Huracán Ike afectó a casi la mitad del fondo habitacional de la provincia, pero se ensañó especialmente con el norte del territorio. Tan solo en la Villa Azul, más de 24 mil hogares sufrieron daños.
No fueron pocos los que se desesperanzaron ante el panorama tan desolador que el meteoro dejó. Y no era para menos. Las pérdidas totales en el territorio ascendían a los 400 millones de pesos y cerca de 80 mil viviendas sufrieron derrumbes totales o parciales. Y por si fuera poco, el escenario internacional económicamente adverso que afrontaba el país, era un freno para que la ayuda llegara en las cantidades necesarias.
Sin embargo, la vocación humanista de nuestra Revolución impidió que a ninguna persona se dejara desamparada. Tres años, nueve meses y 18 días después, Aguada Nueva vería como un panorama, aún más bello que el anterior, se levantaría de entre los escombros.
LO QUE A CUBA LE SOBRA...
Agustín Guerrero Torrejón tiene 92 años e improvisa décimas. Vivía con su familia en la comunidad de La Pedrera, en Puerto Padre, cuando Ike redujo a escombros su hogar. Una facilidad temporal le permitió "resolver" en algo su problema, por lo que la emoción se le notaba en el rostro cuando recibió la llave de su nueva casa.
Y es que no solo el agua es lo nuevo en esta comunidad. Lo son también los 60 apartamentos que se inauguraron para los damnificados del huracán; 60 familias que ven finalmente colmados sus anhelos de contar, al fin, con una vivienda segura y confortable.
Trabajadores del MICONS edificaron este polo de viviendas según el sistema constructivo Sandino. Azul, como el mar que se perfila en el privilegiado horizonte, es el color de las casas. Esperan terminar otras 12 muy pronto y luego superar las 200.
Entre los nuevos inquilinos de la zona se encuentra el integrante de nuestro equipo de béisbol Jorge Johnson, pero aquí, en Aguada Nueva, todos se sienten protagonistas del drama que la naturaleza les hizo vivir pero, que al fin, va teniendo un feliz desenlace, al menos para estas familias, pues aún falta por resolverse cerca de la cuarta parte de las afectaciones.
En el vecino municipio de Jesús Menéndez también se inauguraron 40 viviendas en el polo José Manuel Rodríguez. El mismo se encuentra frente al cementerio de la ciudad, en la calle 14, como en una alegoría de que la vida y la muerte son una unidad indisoluble. Aquí, el verde de la esperanza es el color que predomina en los nuevos 40 hogares, los que dentro de pocos meses rondarán las dos centenas.
La gratitud hacia la Revolución es inevitable en estas circunstancias, por lo que Agustín Guerrero le improvisa una décima a nuestro Comandante en Jefe en presencia de Teresa Amarelles Boué, miembro del Comité Central y Primera Secretaria del Partido en la provincia.
El imperialismo sin razón /a Cuba quiere invadir, / si lo hace va a sufrir/ la más grave decepción. / Que no se haga el guapetón/ pensando en tal maniobra, / que después de su zozobra, / no es para que se asombre, / que a él le falta para ser hombre/ lo que a Fidel Castro le sobra.
Es por esa voluntad y perseverancia que los cubanos hacemos realidad la frase del escritor norteamericano Ernest Hemingway de que el hombre puede ser destruido pero no derrotado.
Tomado de Periódico 26