La
desaparición física de un gran amigo, conmocionó al mundo entero, en
marzo del pasado calendario. Cuando llegó la noticia, un profundo
silencio se impuso, porque al decir de Martí el silencio es la más
bella forma de expresar el dolor. Las más sentidas palabras
sobrevinieron al instante y voces de todas partes revelan aún el
significado del lamentable acontecimiento.
Tras batallar como verdadero guerrero contra el cáncer, se apagaba la existencia física del comandante Hugo Chávez Frías, presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Al sitial sagrado de los inmortales se incorporó el protector de los pobres; y es que Chávez rebasa la dimensión mayor de un hombre, de un gran soldado de la patria grande de Bolívar.
Sembrador de sueños y cultivador de esperanzas son calificativos que le llegarán por la eternidad desde el corazón de quienes siguen su andar firme por Nuestra América.
Estará por siempre en la sonrisa del infante que ya tiene escuelas, en la anciana que pudo caminar, en la buena mujer venezolana que tiene casa, en el joven que va a la universidad, en el hombre al que le devolviste la visión, en la mirada al horizonte del obrero, en el pensionado, la embarazada, en el trabajador sencillo y común que edifica con sus propias manos una nueva nación, con las cimientes de Bolívar.
Hoy le ratificamos al Comandante de los cerros y la selva que todavía nos hacía falta para consolidar nuevos caminos, mas, el obrar consecuente y apego a la patria le hacen trascender en el tiempo y convertirse en el gran redentor de los pobres.
Chávez alcanzó, por su valía extraordinaria la admiración y respeto de la mayoría en el mundo.
El líder indiscutible de la Revolución Bolivariana, acumuló en su andar un camino que lo llevó desde Sabaneta, en estado Barinas, a la historia nacional por el profundo cambio que impulsó en el país.
Hombre de actuar pulcro y de verdadera sencillez; carismático, cantor de la vida, amoroso guardián de la niñez y la ancianidad son dotes excepcionales que brotan de él.
A Chávez lo seguiremos amando, porque él es semilla que germina en cada nuevo amanecer y con su grandeza supo impregnarse en el corazón de latinoamericanos.
Chávez es y será por siempre el gladiador por excelencia del siglo 21.
Tras batallar como verdadero guerrero contra el cáncer, se apagaba la existencia física del comandante Hugo Chávez Frías, presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Al sitial sagrado de los inmortales se incorporó el protector de los pobres; y es que Chávez rebasa la dimensión mayor de un hombre, de un gran soldado de la patria grande de Bolívar.
Sembrador de sueños y cultivador de esperanzas son calificativos que le llegarán por la eternidad desde el corazón de quienes siguen su andar firme por Nuestra América.
Estará por siempre en la sonrisa del infante que ya tiene escuelas, en la anciana que pudo caminar, en la buena mujer venezolana que tiene casa, en el joven que va a la universidad, en el hombre al que le devolviste la visión, en la mirada al horizonte del obrero, en el pensionado, la embarazada, en el trabajador sencillo y común que edifica con sus propias manos una nueva nación, con las cimientes de Bolívar.
Hoy le ratificamos al Comandante de los cerros y la selva que todavía nos hacía falta para consolidar nuevos caminos, mas, el obrar consecuente y apego a la patria le hacen trascender en el tiempo y convertirse en el gran redentor de los pobres.
Chávez alcanzó, por su valía extraordinaria la admiración y respeto de la mayoría en el mundo.
El líder indiscutible de la Revolución Bolivariana, acumuló en su andar un camino que lo llevó desde Sabaneta, en estado Barinas, a la historia nacional por el profundo cambio que impulsó en el país.
Hombre de actuar pulcro y de verdadera sencillez; carismático, cantor de la vida, amoroso guardián de la niñez y la ancianidad son dotes excepcionales que brotan de él.
A Chávez lo seguiremos amando, porque él es semilla que germina en cada nuevo amanecer y con su grandeza supo impregnarse en el corazón de latinoamericanos.
Chávez es y será por siempre el gladiador por excelencia del siglo 21.