Por: Julián Puig Hernández.
Después de seis meses desandando los cerros de Caracas, descubriendo las potencialidades dormidas que tienen los habitantes de esos lugares, ha venido de vacaciones, para contarnos sus vivencias, Raysa Herrera Adams.
Ella forma parte de un contingente de quinientos cuarenta colaboradores cubanos de la cultura que en barrios marginales desarrollan su labor de enriquecer la espiritualidad de las personas, pero también es una forma de abrir los horizontes que ellos, sin saberlo, tienen.
Parroquias como 23 de enero, Petare, Sucre, Las Vegas y Antímano, entre tantos, han visto a los hacendosos cubanos, haciendo teatro, danza, artes plásticas, en suma, la grata vida, con el apoyo de especialistas de recreación que están allí desarrollando acciones sin antecedentes en la historia de hermandad entre los pueblos de la América nuestra.
Con ojo experto ella sabe descubrir potencialidades, con talleres de apreciación y creación. Los niños son los más osados, me ha dicho, enseguida integran grupos de teatro, de música y de danza. Son muy talentosos, acota.
La labor se desarrolla en grupos de tres cubanos e igual número de venezolanos, que hacen de promotores culturales. Subir esos cerros, más que un ejercicio físico cotidiano, ha de tener otra lectura, es como elevarse a las almas, ir allí donde el espíritu dormido los reclama.
Así se cambia poco a poco el panorama triste de la violencia, la droga, el alcoholismo y todos esos desajustes sociales heredados de antaño.
Se juntan además, los abuelos, que ya han organizado grupos de teatro y hacen sus presentaciones sin sonrojo alguno. Eso es tener una vejez honorable y digna.
Es como una batalla por la alfabetización, me dice emocionada Raysa. Todavía hay mucho talento sin explotar en los cerros.
Y nos habla de la escuela Jesús Gómez Bello, con 865 estudiantes de primaria, donde las perspectivas son muchas.
Ahora en enero será la misión Cultura Cerro Adentro, con un refuerzo de mil cubanos más, porque ellos simplemente formaron una avanzada y como el terreno es vasto y fértil, ya puede aspirarse a contingencias más ambiciosas.
Para entonces estará Raysa de regreso en los empinados cerros caraqueños, sabedora de que ella representa, no sólo a su familia y barrio, sino a todo un pueblo que la quiere y la respeta.
