Por: Julián Puig y Carlos Velázquez
Mientras la Corte Suprema de los Estados Unidos rechazaba revisar la causa de los cinco cubanos presos en ese país por luchar contra el terrorismo, muchas voces en el mundo se unen a ese impostergable reclamo.
Tal decisión, no obstante, no tomó por sorpresa a los héroes, quienes en carta firmada por Gerardo Hernández Nordelo expresan: "Basado en la experiencia que hemos tenido, no me sorprende la decisión de la Corte Suprema. No tengo ninguna confianza en el sistema de justicia de los Estados Unidos. Ya no queda ninguna duda de que nuestro caso ha sido desde el principio un caso político porque no solo teníamos todos los argumentos legales necesarios para que la Corte lo revise, sino que contamos con el creciente apoyo internacional reflejado en los Amicus presentados a la Corte en nuestro favor. Reitero lo que dije hace un año atrás, el 4 de junio de 2008, que mientras quede una persona luchando fuera, nosotros seguiremos resistiendo hasta que se haga justicia".
Recientes informaciones dan cuenta de que en Chile, el Movimiento de Solidaridad con Cuba, se congregó frente a la embajada de los Estados Unidos para entregar una carta solicitando la libertad de los antiterroristas cubanos.
La Corte Suprema del gigante imperialista sin más explicaciones, decidió no revisar el caso y con ello quedó demostrado que los jueces hicieron, sin dilación, lo que les pidió la administración de Obama.
Sin dudas, no revisaron los argumentos utilizados por los abogados de la defensa que hacían evidentes las violaciones legales cometidas durante todo el proceso. Desestimaron al respaldo internacional a esta solicitud, que agrupa a los "amigos de la Corte", que incluye 10 premios Nobel, cientos de parlamentarios, así como numerosas organizaciones de juristas internacionales, incluidos norteamericanos y de prominentes personalidades políticas y académicas.
La Corte Suprema de los Estados Unidos, ignoró el reclamo de la Humanidad y con ello demostró su incapacidad para hacer justicia.
La Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba ha declarado que “Una vez más se manifiesta la arbitrariedad de un sistema corrupto e hipócrita y su cruel ensañamiento con nuestros Cinco hermanos”.
En este peliagudo problema, el sistema norteamericano, que se autoproclama paradigma de los derechos humanos, está en la encrucijada donde no encuentra derrotero practicable pues, de actuar como se debiera, tendría que sacar de su territorio a verdaderos malhechores, connotados terroristas solicitados por tribunales de otros países. Hacer justicia, a la postre, le resulta más difícil que ajustarse a las normas del derecho internacional.
