Por: Raúl Martes González y Carlos Velázquez
Dentro de pocos días la historia local recogerá el fin de otro curso escolar en sus diversas manifestaciones (2008-2009), en el que niños, adolescentes, jóvenes y hasta adultos descubrieron saberes necesarios en la esencialidad del enriquecimiento, que hace noble a los seres humanos.
Aunque hablamos de un punto final de un período en términos docentes, ya cercano y con anuncio de positivos efectos, algunos ya pueden hablar de su realización personal.
Entre pocos estudiantes, Héctor Daniel Moronta Sao se graduó con Título de Oro en Licenciatura de la Educación, tras 5 años de búsqueda constante de conocimiento, que ahora le permiten integrarse al proceso laboral como educador, quizá en una de las aulas donde comenzó a soñar sobre cuál fragua sería mejor para su vida.
(Periodista) ¿Qué significado le concede a un Título de Oro?
(Héctor Daniel) Es un mérito a los resultados de cualquier estudiante, que debe cumplir un grupo de requisitos; entre ellos, alcanzar un índice académico de 4,75 puntos como mínimo y una práctica laboral acertada durante los 5 años de la carrera.
A mi modo de ver, también, es el resultado de un empeño de lograr una buena preparación como educador, por cuanto vamos a formar profesionales en el más amplio sentido de la palabra, más allá de las notas en los exámenes, del recorrido académico.
(P) En el modelo pedagógico cubano se concibe formar a un alumno que piense, reflexione y sea creativo, sobre la base de un proceso de interacción profesor-alumno, alumno-profesor. ¿Cuál es su opinión sobre su validez?
(HD) Que tengamos carencias y en ocasiones inexperiencias de maestros y profesores que estamos en formación y a la perfección a que esté sujeto este modelo, considero que hace significativos aportes en la educación integral. Veo que ha sido así a lo largo de mi carrera. Este ser social que participa en el proceso revolucionario cubano, debe poseer este tipo de formación, pues no es posible transformar constantemente nuestra realidad con un tipo de persona diferente.
En nuestra concepción pedagógica, existe una unidad dialéctica entre lo cognitivo y lo volitivo. Realmente, no se puede llegar a una educación sin instrucción, pero si convertimos a nuestros estudiantes en poseedores de conocimientos, sin llevarlos a una práctica creadora, en la que aprendan a amar, defender su futuro, que sepan transformar la sociedad, este conocimiento carece de utilidad.
Nosotros realizamos investigaciones científicas, en las aulas desarrollamos saberes teóricos que aplicamos a grupos de estudiantes para perfeccionar la realidad docente, porque los conocimientos se deben poner al servicio de la sociedad.
Esto es muy importante, porque, por ejemplo, yo participé en el Evento Internacional Pedagogía 2009, con una propuesta de actividades insertadas en el programa de historia local en el nivel medio superior, la misma investigación que hice para graduarme.
El Evento aportó mucho a mi formación. Tuve la oportunidad de conocer diferentes concepciones pedagógicas que hay en Cuba y otros países, donde se considera al estudiante como el sujeto de la educación.
(P) ¿Cómo define a un educador?
(HD) Es una persona de infinito amor hacia lo que hace e infinito sacrificio, porque a lo largo de su vida debe prepararse incansablemente.
(P) ¿Cuándo surge en su mente la preferencia por el magisterio?
(HD)En los niños está muy arraigada la imitación, es una de sus características principales. Ese ambiente en el aula influye, y muchos quieren ser maestros; sin embargo, yo pensaba en ser abogado desde la primaria a la que ingresé en septiembre de 1990. Después, en mí hubo un proceso de cambio, me empezó a gustar pararme frente a la pizarra e impartir clases. En poco tiempo tuve inclinación por la docencia. En décimo grado decido vincularme al magisterio y ya usted ve, todo fue muy en serio, pues hoy tengo la Licenciatura en Educación con Título de Oro.
A los 24 años de edad, Héctor Daniel Moronta Sao iniciará en septiembre próximo una nueva etapa de su vida que ha decidido compartir, allí donde las oportunidades definen a quienes interpretan el interés como centro de cada necesidad y enrumban su destino hacia el saber científico y la creatividad
El conocimiento como servicio supremo a la sociedad
Publicado por Lic. Carlos Velázquez Hernández en 7:54 a. m.
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