Por Rosa María Ramírez y Carlos Velázquez
Donde crece la palma y se enciende el verbo, donde el Rebelde acuñó con su heroicidad el vuelo libre de la paloma, donde el escudo y el acero forjan la dignidad, donde la bravura del mambí entregó al cubano nuevo el machete y el fusil para no rendirse jamás, está como hombre de todos los tiempos el que se nos fue anoche. Así de repente como para asombrar y no creer en su partida definitiva; en pleno combate de la era nueva, escribiendo todavía la historia necesaria para el mañana.
“Con profundo dolor, la Dirección del Partido y del Estado” comunicaron, hoy en las primeras horas, “a nuestro pueblo que el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, miembro del Buró Político y Vicepresidente del Consejo de Estado, falleció en La Habana a las 11 y 30 de la noche de ayer 11 de septiembre, como consecuencia de un paro cardio-respiratorio”.
De su hacer diario en bien de la patria por la que luchó desde muy joven y a la que se entregó como obrero albañil para convertirse como eterno soldado, sabemos muy bien los cubanos. De su andar por el mundo regalando la solidaridad y acentuando de que aquí no se rinde nadie, también saben el hombre, la mujer y el niño.
Nos dejó su riqueza mayor, la lealtad a los principios revolucionarios, a Fidel, a Raúl y a su invicto Partido, donde militó siempre y del que “integró el Buró Político desde su fundación en MIL NOVECIENTOS 65, responsabilidad en que fue ratificado en todos sus Congresos, asimismo resultó electo Diputado a la Asamblea Nacional y Vicepresidente del Consejo de Estado, desde la primera legislatura de nuestro Parlamento”.
El Comandante de la Revolución, ese mismo que siempre ha estado junto al pueblo en su lucha por un mundo mejor, también nos legó sus dotes de escritor y compositor musical, cuántos hoy al conocer de su muerte tarareamos la Lupe, pieza antológica que rememora la partida de los expedicionarios del Granma. Y es que Almeida está ahí presente para avivar corazones y entregar su sabia guerrera, su impecable sonrisa y su verbo pulcro. Ya Martí lo dijo la muerte no es verdad cuando se cumplido el deber, por eso vives y vivirás siempre eterno comandante de la revolución Juan Almeida Bosque, eterno presidente de la asociación de Combatientes de la Revolución Cubana.
En los 57 años transcurridos desde entonces, el Comandante Almeida estuvo siempre en la primera línea de combate junto al Jefe de la Revolución, valiente, decidido y fiel hasta las últimas consecuencias.
Fue la actitud invariable del asaltante del Moncada, del prisionero político en Isla de Pinos, del revolucionario exiliado en México, del expedicionario del Granma, donde fue uno de los tres jefes de pelotones; del oficial en los días fundadores del Ejército Rebelde, que recibió dos heridas en el combate de El Uvero; del Comandante del Tercer Frente Guerrillero, y del jefe militar y dirigente revolucionario con numerosas y elevadas responsabilidades, luego del triunfo del Primero de Enero de 1959.
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