" Por su utilidad a los demás, se mide a los hombres" José Martí

Lo que Ike no se llevó



Por: Raúl Martes González y Carlos Velázquez

Un paisaje inaudito quedó a la vista en el amanecer del 8 de septiembre de 2008. Derrumbes de edificaciones, otras sin cubiertas; siembras agrícolas inundadas, sin el perdón de la humedad; una madeja de tendidos eléctricos y de comunicaciones, estatuas y árboles derribados en las calles. El huracán Ike había cruzado por el municipio de Puerto Padre, con vientos de categoría 3, suficientes para devastar casi cuanto encontró a su paso.

Entonces el pueblo hizo silencio, como en meditación, y mostró tristeza por la pérdida en pocas horas de mucho tiempo de instauración, a costa de alto sacrificio y carestía. Sabe, a su vez, que la quietud no es postura de afrontar dificultades, ahora acumuladas, y dispuso interés de reparar mediante faena cotidiana.

Hay total coincidencia en que los obreros de la electricidad, distribución de agua potable, las comunicaciones y los servicios comunales fueron primeros en establecer la diferencia, no obstante realizar operaciones complejas y utilizar recursos limitados.

En Educación municipal, un sector con deterioro de 85,6 por ciento de las instalaciones, sus trabajadores, vecinos, constructores, rescataron 126 colegios, y hoy más de 23 mil alumnos, desde niños preescolares hasta jóvenes universitarios, tienen garantizadas las clases.

La salud pública, que tuvo afectaciones en 54 de las unidades, ya posee 90,7 por ciento de solución, lo cual permite a los colectivos garantizar servicios esenciales en hospitales, policlínicas, hogares maternos, laboratorios y farmacias.

Azucareros, agricultores y pecuarios enfrentaron al inicio la humedad prolongada en sus áreas de producción, que hizo difícil salvar cultivos y sembrar otros, principalmente, de ciclos cortos. El mejor trabajo pertenece a los ganaderos con más de 7 mil litros de leche por día, como nunca antes, mientras la demanda de viandas y hortalizas sigue alta y los productores de azúcar incumplieron su compromiso.

La vivienda, uno de los temas de mayor análisis, presenta una recuperación de 43,6 por ciento. Resolver el asunto se ha hecho complejo en manos de las autoridades municipales, pues Ike derrumbó 4 mil 912 casas de familia y causó daños parciales a 19 mil 676, la mayoría en sus cubiertas, que es desde siempre necesidad mayor.

Al noble empeño de la recuperación, en Puerto Padre, se unió la ayuda solidaria y desinteresada de los pueblos de Venezuela, Rusia, España, Brasil y caribeños junto a la de colectivos de varias provincias del país.
Aunque todavía existen marcas de Ike, un año después, ya los puertopadrenses pueden observar un horizonte de matices distintos, que van conformando el paisaje original.

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