Ana María, Diana, Fidel Alejandro, José Miguel viven sus primeros meses de recién nacidos con aporte de nobleza, sonrisa a la vida y alegría, sobre la base de su inocencia que deparan a la familia; ellos son parte de los 699 alumbramientos entre enero y septiembre del presente año, correspondientes al municipio nororiental de Puerto Padre.
Esta cifra significa 35 nacimientos más comparado con el 2008, lo cual favorece el crecimiento demográfico de la población, que en períodos anteriores reflejaba disminución paulatina.
Desde hace mucho tiempo aquí permanece la tendencia al registro de una baja mortalidad infantil, ahora con una tasa de 2,9 niños menores de un año fallecidos por mil, que vieron la luz en unidades de la salud pública.
Expertos en ginecología y obstetricia valoraron como causas de estos decesos la existencia de una hemorragia intracraneal y una traqueomalasia, ambas incompatibles con la vida.
Galenos y enfermeras del hospital docente general Guillermo Domínguez López recibieron más del 90 por ciento de los nuevos seres humanos, porque hubo partos en otros centros ubicados fuera del territorio puertopadrense.
Períodos precedentes como 2006, 2007 y 2008, en Puerto Padre, señalan en estadísticas oficiales tasas entre dos y tres niños fallecidos por mil nacidos vivos, resultados que se considera están por debajo de la media nacional.
Dentro de las potencialidades con que el Estado cuenta para el desarrollo de la salud, destaca el Programa Materno-Infantil vinculado a la medicina preventiva, a través de los consultorios de médicos y enfermeras de la familia cuya labor abarca, sin desigualdad, la población de barrios urbanos y comunidades rurales.
