Por Rosa Ma. Ramirez
Cuando de buenas acciones y ejemplo digno se hable, hay que mencionarle no importa donde esté; cuando de rectitud y enseñanzas para la vida se cuente no dude en citarlo; él es esa persona fiel que engendró nuestras vidas y tiene hoy el don inigualable de ser padre.
Para no pocos la figura paternal rememora regaños, y hasta algún que otro castigo, pero en la balanza hay también cariños, amor, y la fuerza de una formación por el camino de la utilidad y el bien.
Son los padres tesón y entrega, los que alientan y te abren paso a la vida, son los mismos que un día de hijos o nietos jugaron con el futuro y hasta empezaron a tejer cómo serían de grandes: viriles y fuertes, pero sensibles y de un corazón repleto para los frutos que llegarán con el pasar de los años.
Son los padres los que abrazan fuerte para decir en el gesto todo el afecto, igual son la voz tierna que sabe susurrar al oído y dejarle al viento el almíbar de un beso.
Este tercer domingo de junio encuentran el reconocimiento mayor, y la jornada se hace especial, aunque en cualquier fecha del almanaque los hijos agradecidos saben muy bien cómo venerarle.
Hoy la gratitud infinita no solo por darnos la vida, sino por enseñar, preparar, y encaminarnos. Por saberte a nuestro lado siempre, en la alegría y el dolor. Contigo no hay temores, sabes como alejar el peligro y disipar el miedo.
Hoy la palabra dulce, el estrechón de manos y el beso cálido consiguen decir todo lo que muy adentro sienten la hija o el hijo.
Sobradas razones existen para regalarte a papá el mejor de los días. Felicidades.
