El libro es uno de los objetos más conocidos por el ser humano, desde la niñez hasta la ancianidad. Sus definiciones son múltiples; sin embargo, recibe a diario otros asertos en beneficio, de acuerdo con la importancia que le concede cada quien; pues se ha convertido a lo largo del tiempo en una posesión particular o colectiva imprescindible para el desarrollo cultural.
Como en el resto de Cuba, hoy el pueblo de Puerto Padre le rinde homenaje exclusivo al libro, a través de la lectura y estudio minucioso de una vasta información contenida en disímiles textos que ensancha el conocimiento.
Muchos han contribuido al progreso de la literatura aquí, pero hay nombres que deben ser escritos desde el principio, porque iniciaron, afanosamente, el empeño creativo: José Chacón Bermúdez, autor de Rosas y Laureles, primer libro puertopadrense, editado por Fernando García Grave de Peralta en 1915 en su imprenta El Renacimiento, además de Luis Álvarez Pastor y Manuel Martínez de las Casas.ros literatos hicieron publicaciones durante las décadas de 1930 y 1940, entre ellos Manuel Emilio Pimentel, Elio Casa de Vall y Alfredo Fernández Pérez.
En 1953 sale de imprenta Salterio y Lamentación, primera obra del poeta y narrador Pablo Armando Fernández Pérez, Premio Nacional de Literatura 1996.
Otra generación dio continuidad a la narrativa y la poética, en el municipio, surgida en las décadas de 1970 y 1980.
Entre los más sobresalientes aparecen, Renael González Batista con Sobre la tela del viento, su principal título entre 25, e incluido en antologías de autores de Cuba, España, Méjico, Estados Unidos y República Dominicana; María Liliana Celorrio Zaragoza, poseedora de los Premios Nacionales de la Crítica 2005 (Mujeres en la cervecera), de Poesía Tercera Bienal de La Habana y de Cuento Manuel Cofiño; aparece, igualmente, en decenas de selecciones.
Hijo de la misma fecundación, Ernesto Carralero Bosch, ostenta los Galardones Nacionales Raúl Gómez García, Rubén Martínez Villena (2009), Hortensia Pichardo y Emilio Roig, que dan categoría a varias de sus publicaciones; también es reconocido en compilaciones en Cuba y en el extranjero.
Juntos en la creación son distinguidos, también, los narradores Gustavo Alonso Curbelo, David Lobera Hechavarría y Julián Puig Hernández.
Con un andar en la literatura mucho más reciente existen Xiomara Maura Rodríguez Ávila y Jorge Luis Peña Reyes, aunque tienen historia reconocida en la Isla y otros países; Frank Castel, Javier Castro, Manuel Navarro y Pablo del Río.
Que las publicaciones se multipliquen, es un efecto bienvenido por la creación el 31 de marzo de 1959 de la Imprenta Nacional, en Cuba, uno de los fenómenos culturales más significativos a raíz del triunfo de la Revolución Cubana.