El puertopadrense vio prosperar su negocio individual al lado del propietario chino, español, libanés, estadounidense, hasta mediados de la década de 1960. También, ahora busca que eso ocurra por las actuales circunstancias, para contribuir al desarrollo de la nación cubana.
Hay en el presente una convocatoria del Estado a la incorporación al trabajo por cuenta propia, que incluye 178 actividades. Los interesados participan como arrendadores de viviendas, transportistas, vendedores y distribuidores de alimentos, peluqueros, y pequeños fabricantes, entre otras prestaciones.
La iniciativa parte del criterio de que laborar de forma individual y con recursos propios, constituye una fuente de empleo alternativa, principalmente, después de la reestructuración y el reordenamiento de la fuerza de trabajo en empresas y unidades presupuestadas, donde sobran cientos de vinculados a procesos productivos y de servicios.
“Nuestra gestión se impulsa a partir de octubre de 2010, y hasta el momento consideramos buena la incorporación: nunca antes hubo 1692 contribuyentes en Puerto Padre. Otro hecho que estimulará, es cuando abran los mercados para ventas diferenciadas de mercancías a estas personas”, reflexiona el licenciado Inocencio Ávila Delgado, director municipal de la Oficina Nacional de Administración Tributaria.
Desde los años 60 del pasado siglo, el gobierno cubano transformó los oficios particulares en propiedad estatal, una de las esencias del nuevo modo de producción en el período de la dictadura del proletariado y posterior edificación del socialismo.
Una nueva apertura tuvieron estos quehaceres, igualmente, de manera individual a partir de 1994, uno de los años más crudos del Período Especial; pues, en esa fecha quedó desintegrado el campo socialista. Con él, Cuba perdió el 85 por ciento de su comercio exterior, y contra ella arreció el bloqueo económico, comercial y financiero estadounidense.
Y digan lo que digan en Europa y Estados Unidos, el procedimiento contra la Isla, es una torpe, pero zancadilla al fin, que limita al pueblo cubano en su transitar hacia el desarrollo integral.
Muy conscientes de eso, la mujer y el hombre de negocio personal, en Puerto Padre, están interesados en contribuir a la satisfacción de necesidades; aunque ya sin aquellos colegas, que por cierto, fueron buena compañía en aprendizaje, servicio y competencia. Su misión ahora es la de ser inseparables de la propiedad social y el bienestar popular.