Por: Martes González
La medicina veterinaria en cualquier lugar, era cosa de hombre hasta no hace tanto tiempo. Faltaba a la mujer ocupar este espacio suyo, también, por derecho; sin mucha atención al que dirán, entró al potrero, montó en un caballo a prevenir o curar enfermedades de vacas, toros y terneros.
A la unidad pecuaria 10 de Octubre llegó un día de septiembre en 1998, una doctora de 23 años de edad, para su vinculación inicial. Acababa de egresar de la Universidad de la provincia de Granma, una de las regiones de mejor desarrollo ganadero, en Cuba. No fue la primera en hacerlo, pero Miriela Castro Suárez es fiel protagonista del trabajo en el campo.
Periodista (P): En ese momento de acercamiento práctico, ¿tuviste a los obreros de tu lado?
Miriela (M): En las UBPC (Unidad Básica de Producción Cooperativa) 10 de Octubre y 2 de Diciembre, esta última donde permanecí mayor tiempo, ellos eran muy buenos; también, sus relaciones. Desde el principio me ayudaban cuando necesité la cooperación para reconocer y aplicar tratamientos, debajo de un árbol, en una corraleta o el campo abierto.
(P): Después de esa experiencia, ¿pensaste seguir el camino de médica veterinaria?
(M): La ganadería es un trabajo difícil, porque tienes que levantarte por la madrugada; en tiempo de lluvia o de seca, da igual. Para una mujer es más difícil, por el manejo de los animales, muchos de ellos grandes, muy pesados; de ahí que necesitemos más fuerza; los hombres la tienen, no obstante me gusta lo que hago.
(P): ¿Cree en lo que muchos llaman sexo débil?
(M): Yo no creo en el sexo débil. Nosotras estamos capacitadas para realizar cualquier labor, pero existen algunas tareas que requieren de más fortaleza para realizarlas, como la de trabajar con animales grandes, digamos una reproductora, un toro, un caballo.
(P): ¿Siempre el trabajo es parecido o hay momentos que hace falta mayor esfuerzo?
(M): El trabajo es más arduo al inicio de la primavera, porque ha pasado un período de carestía alimentaria. Puerto Padre no tiene condiciones óptimas para la ganadería, es un territorio de pocas lluvias y sin sistema de riego para el cultivo de pastos y forrajes, tampoco las condiciones de los suelos y el clima son muy favorables. Esto provoca que los animales lleguen débiles a esta etapa del año.
(P): ¿Cuál es la utilidad de la profesión en estas condiciones?
(M): Para mi es muy útil, todavía en estas circunstancias. Nuestra labor repercute en la producción de leche y carne, por ejemplo, que tienen como destino los niños, ancianos y enfermos, estén en sus casas, un círculo infantil o una unidad de la salud.
Nuestro país no posee recursos para comprar en el mercado mundial todo lo que le hace falta en este aspecto de la alimentación, y con la imposición exagerada de los precios hoy, disminuye nuestra capacidad de adquisición; por eso debemos contribuir a sustituir importaciones.
(P): ¿Sabías montar a caballo?
(M): Nunca lo había hecho. Aprendí allí, en función de mi trabajo. Sentí placer. Al poco tiempo era toda una jineta por nuestras propiedades entre las comunidades de Maniabón y Santa Bárbara.
(P): La doctora Miriela Castro Suárez ya no trabaja monte adentro. Ahora ocupa el cargo de episoteóloga municipal en el Instituto de Medicina Veterinaria. Aquí labora con experiencia acumulada y similar interés al de su inicio en la unidad pecuaria 10 de Octubre, en septiembre de 1998.
Junto a Miriela, hay sesenta y dos médicas y médicos, 52 técnicos medio y en decenas de unidades pecuarias, están otros trabajadores que, unidos en el oficio, forman el grupo que presta servicios de frontera, al desarrollo ganadero y la producción de alimentos todos los días, en condiciones favorables o adversas.
Así es su conducta cada día, aunque hoy hicieron una excepción, y se unieron en grande colectivo para saludar el Día del Trabajador Veterinario.