El 10 de mayo de 1908 abrió sus ojos, con 16 páginas, la Revista Bohemia, como un negocio comercial de Miguel Ángel Quevedo Pérez. Poco a poco esta institución del periodismo cubano se convirtió, gracias a su dedicación, seriedad y empeño, en todo un símbolo.
Como dijera el colega Luís Sexto, se trata de una publicación que a más de un siglo de fundada se niega a envejecer. Aún cuando su propietario y director Miguel Ángel Quevedo De la Lastra (hijo del fundador), la abandonara en 1960, asilándose injustificadamente en la Embajada de Venezuela, dejó de tener el papel preponderante en el mundo periodístico de la época y el eminente intelectual Enrique de la Osa tomó las riendas para continuar el legado histórico que le correspondía con su pueblo.
En los años primeros carecía de dinero suficiente para empoderarse abruptamente, fue la sagacidad y la astucia, el olfato profesional, lo que hizo que ella ocupara un espacio en el estrellato periodístico de la contemporaneidad.
Eran los tiempos de imitación, y se hacían publicaciones parecidas a la Ilustración Española y Americana, de Madrid, el Ilustrated London News, de Londres, y la Ilustration, de París. Se necesitó algún tiempo para ponerle un sello distintivo y definitorio.
En el año 1914 la revista cambió su formato y se consolidó como negocio, lo que le propició disponer de sede en la calle Trocadero números 89, 91 y 93. En ese año también se agenció la primicia de la tricromía en Cuba al tiempo que amplió sus páginas a 40.
Fue en el año 1926, cuando sus tiradas se redujeron a sólo 4 mil ejemplares y perdía frente a Carteles, Chic y Social, que la nueva dirección de Bohemia decidió entrar en competencia al ajustar sus trabajos al momento que se vivía..
Se dice y no con poca razón que la Constitución de 1940, con marcado pensamiento comunista y de políticos radicales, le otorgó cuerpo doctrinal y legal a su ideario.
El 4 de julio del año 1943, Enrique de la Osa, publicó la sección En Cuba, que revolucionó el periodismo de la época y colocó a la Revista Bohemia en el pináculo de las preferencias de los lectores. Este espacio lo compartió, también, Carlos Lechuga.
Fue tanta la aceptación que se sumaron plumas como las de Ángel Augier, Juan Bosch, Nicolás Guillén, así como Antonio de la Osa, Fulvio Fuentes, José de Jesús Zamora, Mario García del Cueto, Marta Rojas, Diego González Martín y otros periodistas.
Un año y medio después, Bohemia elevó su tirada de 32 000 a 60 000 ejemplares y en febrero de 1953 imprimió 259 821 copias, no sólo para Cuba, sino también desde Nueva York a Buenos Aires.
Se destacan, además, intelectuales como Pablo de la Torriente Brau, Juan Marinello, Raúl Roa, Nicolás Guillén, Samuel Feijoo, Onelio Jorge Cardoso, Lino Novás Calvo y Ángel Augier.
No podemos dejar de destacar que aquí también hizo periodismo quien sería luego el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro.
En el año 1999, aún con las limitaciones económicas del país, el Estado Revolucionario, otorgó importantes fondos para salvaguardar la memoria histórica de una publicación que dispone de un tesoro invaluable.
Todavía no solo en bibliotecas, sino en barberías, las personas leen y releen sus páginas, mientras esperan la llamada del fígaro.