Jueves, 07 de Julio de 2011 00:00 | Escrito por Julián Puig Hernández
Antonio Nadal de regreso de la misión en VenezuelaTodo el que tenga una experiencia como la de formar parte de la Misión Cultura Corazón Adentro viene con una mochila llena de vivencias inolvidables y así, con ese entusiasmo, característico en él, pero ahora sobredimensionado, nos habla Antonio Nadal Hidalgo (ANH).
(P) ¿Dónde cumpliste tu misión?
(ANH) En la Parroquia de Lechería, en el municipio de Diego Batista Urbaneja, en el Estado de Anzoátegui. En principio estuve en la parte rural del municipio Sotillo, en un lugar llamado Chuculún, un lugar metido en las montañas, que era casi en la selva. (P) ¿Cómo valoras el trabajo desarrollado allí?
(ANH) A mí me parece que el trabajo de la misión cubana es interesante, a partir del receptor de esta misión. Pienso que los venezolanos han visto esto como bueno porque les ayuda mucho a ampliar el espectro del conocimiento de su propia cultura; pero además es una unión casi involuntaria, porque nuestra cultura no es que se haya impuesto allí pero se han dado a conocer muchas cosas interesantes de la cultura cubana y que ellos, lo demostraron así, la admiran muchísimo y la asumen como una cosa muy buena y útil incluso para ellos.
(P) ¿Qué aprendiste?
(ANH) De la cultura venezolana aprendí que es mucho más rica y mucho más sabrosa que la que nosotros hemos podido percibir desde aquí desde este país.
(P) ¿Te has dado cuenta que a pesar de la influencia que tienen de otras culturas, sobre todo en la música, dado el alto grado de modernización en las tecnologías, ellos mantienen su cultura autóctona?
(ANH) No sólo su música, sino en la defensa que hacen de toda su cultura aún cuando el conocimiento no sea amplio por algunos sectores de la población; pero defienden mucho su cultura, la defienden a capa y espada, a ultranza, ellos consumen los productos que la globalización les impone, pero su cultura está por encima de todo, es increíble, yo no me imaginé que eso iba a ser así de esa manera, que me enseñaran tanto de su cultura, tanto, tanto, tanto como yo aprendí en este año allí en Venezuela.
(P) ¿Se cumplieron tus expectativas?
(ANH) Uno siempre cuando va a hacer algo, uno piensa, tiene un pensamiento, se hace expectativas, y va a hacer su trabajo, pero cuando se inserta en la realidad, cuando logra insertarse completamente y ver la realidad y las posibilidades que da, de hacer muchas más cosas de las que fuiste a hacer allí, a cumplir con una misión, pues te enriquece mucho más el espíritu, el conocimiento, las posibilidades, que tú dices “esto, cuando yo llegue a Cuba, lo puedo aplicar y me puede ser muy útil y le puede ser muy útil a mis compañeros” porque son cosas que son aplicables en Cuba, son cosas que nosotros los cubanos a veces tenemos que aprender. Nosotros podemos saber mucho y tener una cultura muy rica pero podemos aprender mucho de los venezolanos, de la cultura venezolana, de cómo son ellos y cómo asumen su vida, su historia, su cultura en general.
Antonio, o Tony, como lo conocemos acá, llegó a la tierra de Bolívar el 20 de Julio del pasado año, a las siete de la noche aproximadamente por el aeropuerto de Maiquetía, pero habla, luego de su regreso, como si todavía estuviera allí, conviviendo con un pueblo que forja un futuro mejor con el concurso de mujeres y de hombres de buena voluntad. Así se hacen las obras grandes y hombres como Tony pueden contribuir en ese empeño.
