La Organización de Estados Americanos (OEA) anda hoy de “preocupada” por problemas que afectan a los jóvenes latinoamericanos, como el crimen, según advirtió su cabecera al concluir, en Washington, el foro sobre juventud y seguridad.
El evento cerró sin acuerdo para contribuir a disminuir o erradicar la violencia, en los países de esta región. Al menos, los medios de comunicación no hablan de compromiso.
Una reunión con palabras sin ala y color.
A la OEA le inquietan, también, otras complejas dificultades juveniles. El secretario general, José Miguel Insulza, informó que unos 38 millones de personas entre 15 y 29 años no van a la escuela ni tienen trabajo estable. ¿Serán ciertas sus preocupaciones?
Tantos años de pasividad y torcedura política de sucesivos gobiernos miembros, no dejan entrever una respuesta positiva. Por encima, siembran la incertidumbre acerca de buenas intensiones, ante el suceso de desempolvar en la propia vieja cofradía, donde hasta hoy se acumulan callados, esos y otros males.
Hay hechos actuales que pueden ser centros de demostración, si la OEA celebró un foro sobre juventud y seguridad para ayudar o entorpecer. Puertorriqueños y chilenos son ejemplos de esa necesidad de tener acceso a la educación.
Ellos se fueron a las calles a exigir que en Puerto Rico y Chile, los Estados tomen partido en la educación gratuita y de amplio acceso. Pero no, ni razón ni lógica estatal fueron puestas al servicio de las demandas. En su lugar, solo hay capacidad para orientar la fuerza bruta. Del monte, también, es la ortiga; aunque soportarla, sea excedido.
A un presidente millonario, ¿le puede interesar los problemas educacionales de su país? Sí, cuando entienda, por ejemplo, el lema de los jóvenes chilenos: LUCHAR PARA ESTUDIAR, ESTUDIAR PARA LUCHAR.
Aquí tiene la Organización de Estados Americanos un escenario donde actuar con sinceridad, que sería exigir a estos y otros Estados escuchar las voces escolares, sobre lo apremiante de acabar con el lucro en la educación y brindar facilidades de ingreso para todos.
El crimen, y necesidades educacionales y de trabajo múltiples existen, en de América Latina y el Caribe. Las principales víctimas se hallan entre los jóvenes. Frente a esta realidad la OEA actúa sin dinámica alguna. Más claro, tiene ella las circunstancias de ir por el continente tratando de mejorar sus congeladas imágenes Así anda, como tortuga con ojos y corazón de águila.