Martes, 25 de Octubre de 2011 00:00
La historia del Bloqueo económico y comercial que hace medio siglo mantiene Estados Unidos contra Cuba, es un medidor irrebatible de que en el mundo, incluyendo al resto de los países desarrollados, no hay tales libertades.
En la actual administración Obama, ha dicho el especialista en temas económicos Ariel Terrero, ya pasan de veinte las entidades internacionales que por mantener algún tipo de vínculo comercial o de otra naturaleza con Cuba, recibieron sanciones.
Por otra parte, agregó el colega, sobrepasan los 1 100 millones de dólares el monto de tales arbitrariedades, cifra que por supuesto va a las arcas del Gran Imperio.
Desde que los filósofos del mundo moderno hablaron del neocolonialismo, los países industrializados ya buscaban alternativas para apropiarse de las naciones a través de la economía y las repetidas denuncias de Cuba ponen al desnudo esta realidad.
¿Cómo puede llamarse libre y soberano un estado cuyas empresas nacionales están obligadas a regirse por imposiciones de otro e incluso reciben sanciones si no las acatan?
Desde que se decretó la abolición de la esclavitud en Inglaterra los escépticos miraron con ojo desconfiado tal “altruismo democrático” y después de los pertinentes análisis a priori comprobaron que un ser humano es más aprovechable si se le concede la libertad, so pena de pagarse tal bondad trabajando con igual condición y sufragándose los gastos naturales que necesita toda persona, como alimentación, vitualla y cuidados médicos, servicios remunerables a sus antiguos esclavistas que resultaron ser, a la postre, los dueños de esos negocios.
Ahora los indignados, cuyas cifras aumentan por días, no son más que personas engañadas, ultrajadas y que se niegan a vivir en una pobreza que no se merecen. Ahí están los policías que creyeron ellos eran para protegerlos y garantizarles la paz ciudadana, dándole golpes y lanzándole gases nocivos de todo tipo.
Salen a las calles para recuperar su dignidad, la que sin darse cuenta les estaban arrebatando mucho antes de nacer. ¿Dónde está el dinero? Se preguntan con sentido común porque alguien lo tiene y ellos nada.
Los multimillonarios, responsables de las puertas de esta evidente hecatombe, están nerviosos porque de no dársele solución, nada les valdrá aplastar con todo su poderío militar a sus propios obreros, que es como se le dice ahora a los esclavos de ayer.
En Cuba hace ya medio siglo las multitudes salen a las calles exigiendo se les quite el bloqueo y en las Naciones Unidas (que merece un análisis aparte) la Mayor de las Antillas ha ganado, aún con los oídos sordos de Estados Unidos y su hijo adoptivo Israel, esta importante batalla.
Si quieren esos pocos, tenedores del tesoro del mundo, mantener su status quo tendrán que abrir sus abultados bolsillos y garantizarle a esas enardecidas multitudes su derecho a vivir.
Lo que queda claro es que el bloqueo a Cuba es una experiencia que toma importantes matices en la realidad mundial contemporánea.