De los músicos que exhibe esta pródiga Villa Azul de los Molinos, pocos son tan completos como el Maestro Gerardo Corredera que arribó ya a sus 49 años de carrera artística.
La vida le dio la oportunidad de fundar agrupaciones y movimientos musicales en los que la mayoría de las veces fue líder, no solo por su pasión sino por su indetenible entusiasmo e incuestionable talento.
Gerardo desde temprano sabía que desde ese instrumento se perfilaría su destino, aún cuando la vida le presentaba vocaciones diferentes.
Ya desde 1963 y con solo 14 años compartió su pasión con Emiliano Salvador Pérez, Tomasito Velázquez y Gabriel Ramírez bajo un proyecto que nombraron Ases Juveniles.
Su inclinación por la música de los 60 le hizo parte del cuarteto Capri que despertó no pocos prejuicios en la época por su estilo pop de marcada ruptura con lo establecido.
El Combo Siboney devino su primera experiencia profesional, luego vendría Copacabana y su encuentro con la orquestación y composición musical.
Hoy cuenta Gerardo Corredera con más de 90 temas registrados en la Agencia cubana de derecho de autor musical.
Ser finalista en el Concurso Adolfo Guzmán con la canción Angélica que defendió Héctor Téllez, fue sin dudas uno de los más importantes logros del músico villazulino.
Sus numerosos arreglos musicales se reconocen en todos los escenarios por un sello distintivo.Su sistemática carrera habla con creces del aporte de Gerardo a la melodía, tanto dentro como fuera del país.